Tras una barca se escondían varadas en la orilla. Saboreaban la sal del mar en los labios y la piel de la otra y sentían cada vez más sed de besos y caricias. No importaba el Sol quemando sus cuerpos ni la arena metiéndose en los pliegues de su ropa, no importarían hasta que tuvieran que decir adiós. En ese momento, solo importaban el canto de las olas, la brisa agitando sus cabellos y aquella intimidad que habían encontrado por primera vez.

Cam se preguntaba a menudo hasta cuándo duraría aquella ternura. Ría siempre contestaba que no era momento de pensar en el futuro, sino de sentir el presente mientras callaba y acallaba el temor de que para Cam quererla fuera solo una rebeldía. Los miedos se ahogaban al mirarse a los ojos, dejando paso a nada más que una recóndita esperanza que crecía regada por sus risas.

Sin previo aviso, Ría se puso en pie, apartándose, y Cam no pudo evitar estirar levemente el brazo en su busca. Se sintió rechazada por un instante, pero solo hasta que, al mirar hacia arriba, vio su sonrisa juguetona. Sonrió también y, en cuanto se giró y comenzó a correr hacia el agua, se lanzó tras ella. Ría se deshizo como pudo de su vestido sin dejar de correr, decidió dejarse la camisola y el pololo, y miró hacia atrás para asegurarse de que Cam la imitaba. No volvió a girarse para mirarla hasta que el agua le cubría hasta las rodillas y lo único que logró ver fue cómo se abalanzaba sobre ella. Cayeron abrazadas y así se quedaron sumergidas unos breves segundos. No tuvieron claro si emergían para respirar o para poder abrir los ojos y mirarse. No importaba tampoco, como no importaba que tuvieran que lavar a escondidas la ropa llena de sal y arena para evitar una reprimenda. Solo importaban sus chapoteos, sus risas, sus besos y su ternura.

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Este pequeño estudio, si se le puede llamar así, es bastante importante para mí, pues llevaba tiempo sin escribir nada con cuyo resultado quedase realmente contenta. Al redactar los borradores para proyectos más largos, sean novelas o relatos, mi objetivo es poner las ideas en papel intentando no preocuparme de si me queda bonito o no y eso hace que sienta mi prosa pobre y torpe. De vez en cuando debo recordarme qué hace que me guste escribir y no hay mejor forma para ello, en mi caso, que improvisar algo corto con menos información que dar, pudiendo así centrarme en la forma. 

Por otro lado, necesito practicar todo el tema de mostrar parejas creíbles y con química, especialmente entre chicas, pues son las que más abundan en mis proyectos y de las que menos he conseguido leer. Si conocéis alguna novela o relato con una relación sáfica a la que se le preste atención, no dudéis en recomendarmela: estaré muy agradecida. Si es voces propias y escrita en español, mejor que mejor.

P.D: Es probable que estos personajes acaben apareciendo en una novela corta junto con una bruja solitaria que utiliza viejas barcas como macetas.

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